Gina Raimondo, responsable de la cartera de Comercio, destacó que el objetivo del refuerzo de los controles sería dificultar el acceso de China a chips que podrían ser clave para avances en el campo de la inteligencia artificial (IA) y la computación.
La ‘startup‘ china de semiconductores Changxin Xinqiao Memory Technologies ha conseguido 39,000 millones de yuanes (4,996 millones de euros) de inversores gubernamentales, lo que se enmarca en la intención del ‘gigante asiático’ por lograr la autonomía estratégica en el campo de los semiconductores ante las restricciones a la importación impuestas recientemente por Washington.
De esta forma, la firma con sede en Hefei, en la provincia de Anhui, obtuvo unos 14,600 millones de yuanes (1,870 millones de euros) a finales de octubre de la segunda fase del Fondo de Inversiones Chino para las Industrias de Circuitos Integrados, popularmente conocido como el ‘Gran Fondo’.
Además, según ha recogido ‘Bloomberg’ citando al proveedor de datos corporativos de ‘Tianyancha’, Changxin Xinqiao habría levantado el resto de la financiación de otras dos entidades dependientes de gobiernos locales.
Fundada en 2021, la tecnológica china aspira a competir con empresas como la estadounidense Micron o la surcoreana Samsung y estaría planeando lanzar una oferta pública de venta (IPO, por sus siglas en inglés) valorada en 14,500 millones de dólares (13,506 millones de euros).
Restricciones tecnológicas
El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció a mediados del pasado octubre un endurecimiento adicional de los controles a la exportación de microchips de alta tecnología que los fabricantes pueden vender a China.
Según la responsable de la cartera de Comercio, Gina Raimondo, el objetivo del refuerzo de los controles sería dificultar el acceso de China a chips que podrían ser clave para avances en el campo de la inteligencia artificial (IA) y la computación. Las mejoras en estos sectores podrían ser aprovechadas para incrementar las capacidades tecnológicas del Ejército chino.
La primera ronda de restricciones se centraba en la potencia y la velocidad a la que los chips se comunicaban unos con otros. Ahora, estos parámetros se sustituirán por la “densidad del rendimiento”, lo que impedirá que las firmas puedan encontrar soluciones alternativas.
De esta forma, los chips con velocidades de entre 150 y 300 teraflops no podrán ser exportados si su densidad excede los 370 gigaflops por milímetro cuadrado. Aquellos chips que operen a tales velocidades, aunque con un rendimiento inferior, estarán en una “zona gris”, por lo que las empresas podrán venderlos a China, pero deberán notificar la transacción al Gobierno estadounidense.
Sin embargo, los chips para electrodomésticos, como los destinados a teléfonos inteligentes o el ‘gaming’ quedarán exentos de estas reglas, pero deberán comunicar la exportación de chips de más de 300 teraflops.