Por Héctor López López y Abel Osuna Valenzuela
La inteligencia artificial (IA) se refiere en términos generales a cualquier acción humana que desarrolla una máquina o sistema. En su forma más básica de inteligencia artificial, las PC están programadas para “imitar” el comportamiento humano utilizando grandes cantidades de datos de ejemplos anteriores de comportamiento similar. Este enfoque puede variar desde identificar las diferencias entre un automóvil y un pájaro hasta realizar actividades complejas en una fábrica.
Entre 1957 y 1974, las computadoras personales se volvieron más rápidas, baratas y fáciles de usar. Los algoritmos de aprendizaje automático mejoraron y, en 1970, un organizador de DSPRAI le comento a la revista Life que habría una máquina con inteligencia a nivel humano. Un promedio de tres a ocho años. A pesar de su éxito, las computadoras personales no pueden almacenar ni procesar información de manera eficiente, lo que complicará la búsqueda de inteligencia artificial durante la próxima década.
Tuvo un renacimiento en la década de 1980 con la expansión de los conjuntos de herramientas algorítmicas y una financiación más exclusiva. John Hopefield y David Rumelhart introdujeron la tecnología de “aprendizaje profundo” que permite que las PC aprendan a través de la experiencia. Edward Feigenbaum introdujo “sistemas expertos” que imitan la toma de decisiones humana.