por Mauricio González
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En la histórica Capilla de San Pedro en Lucerna, Suiza, la tecnología ha desatado nuevas oportunidades espirituales. En un experimento innovador, el confesionario de la capilla se transformó en una interfaz tecnológica, permitiendo a los visitantes interactuar con una versión digital de Jesús. Este “Jesús IA” es capaz de comunicarse en más de 100 idiomas, proporcionando un espacio de diálogo para creyentes y curiosos de todas partes del mundo. Según la emisora internacional alemana Deutsche Welle (DW), este proyecto busca explorar la convergencia entre fe y tecnología en la era moderna.
La convergencia de la tecnología y la espiritualidad: Deus in Machina
Lanzada en agosto de 2024, la instalación denominada “Deus in Machina” fue el resultado de una colaboración entre la iglesia y un laboratorio de investigación especializado en realidad inmersiva. Este sistema, que emplea inteligencia artificial entrenada con textos teológicos, permite a “Jesús” entablar conversaciones en tiempo real. Durante su fase de prueba de dos meses, atrajo a más de 1,000 visitantes de diversas nacionalidades y religiones, incluyendo musulmanes y turistas de China y Vietnam. Según Marco Schmid, teólogo de la iglesia, quien habló con The Guardian, esta experiencia innovadora ha abierto nuevos caminos para el diálogo interreligioso y la integración de la tecnología en prácticas espirituales.
Además, se ha planteado la posibilidad de implementar proyectos similares en otras comunidades religiosas del mundo, fomentando un intercambio cultural y espiritual a través del uso de la inteligencia artificial. Esta iniciativa no solo busca promover la comprensión entre diferentes religiones, sino también explorar cómo la tecnología puede enriquecer la experiencia espiritual de los individuos en un mundo cada vez más digitalizado.
Debate y críticas rodean la integración de la tecnología en la espiritualidad
Aunque el proyecto recibió críticas, no estuvo exento de defensores. Varios fieles y teólogos expresaron preocupaciones sobre la superficialidad de las respuestas de la IA, comparándolas con clichés. Además, el uso de imágenes religiosas en un contexto tecnológico generó debate entre las comunidades católicas y protestantes. Pese a esto, Schmid destacó el potencial de la IA como guía espiritual en múltiples idiomas y reconoció un creciente interés en las personas por interactuar con figuras como Jesús. Finalmente, Schmid optó por no hacer permanente la instalación, prefiriendo explorar nuevas formas de integrar tecnología y espiritualidad en el futuro.